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Este trabajo presenta una reflexión sobre la imagen de España en la UE y a nivel global, diferenciando tres planos: la imagen exterior, la reputación interna y la percepción española de la opinión extranjera. El autor hace un diagnóstico, entre otros preguntándo cómo es la interacción entre la imagen exterior y la imagen interior y cuál influye más sobre la otra. El autor concluye que la imagen de España en el exterior se deterioró desde el comienzo de la crisis en 2008. De consecuencia, en 2014 los españoles piensan que aún se los sigue viendo mal, cuando el hecho es que ya el extranjero empieza a verlos mejor.