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Este comentario analiza el enfrentamiento a propósito de Gibraltar entre los gobiernos de España y el Reino Unido. El autor propone de no militarizarlo, puesto que no representa un problema de seguridad nacional sino discrepancias jurídicas y diplomáticas, y que hay otros asuntos más importantes a resolver. Para concluir, reclama una posición definida y sostenible por parte del gobierno español para reforzar su capacidad de disuasión y predictibilidad.