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Este comentario analiza las limitaciones de la política exterior europea frente a las acciones unilaterales rusas en Ucrania a inicios del 2014. Según la autora, esta crisis pone en evidencia las debilidades de la UE como actor internacional debido a la complejidad de su proceso de toma de decisiones, y deja al descubierto la dependencia de sus estados miembro respecto a Rusia. En ese sentido, critica que no se evaluara el aspecto geopolítico al desarrollar el instrumento de Asociación Oriental y sostiene que la UE necesita pensar y actuar estratégicamente en su relación con Rusia y todo su vecindario oriental.